sábado, 10 de enero de 2009

EN TORNO AL PARTIDO REVOLUCIONARIO


El movimiento revolucionario venezolano aún cuando en los actuales momentos se encuentra bastante débil, disperso, tiene en sus manos la imperiosa necesidad de reorganizar las fuerzas que harán posible la profundización del proceso revolucionario, así como también dirigir su accionar hacia la construcción del partido de la revolución venezolana.
Cuando hablamos de reorganizar las fuerzas, lo hacemos tomando como punto de partida las derrotas sufridas a través de largos años de lucha, aunque no es nuestra intención hacer un análisis pormenorizado de las causas que generaron esa primera derrota, sino, por el contrario, que la misma sirva de enseñanza como experiencia no sólo de la lucha liberada nacionalmente, de igual manera en el plano internacional.
Trataremos en este trabajo de hacer una síntesis de un problema trascendental para la vida política, la clase obrera, los revolucionarios y explotados en general, nos referimos al Partido Revolucionario, sobre este tema se han escrito diversas tesis, ideas, razonamientos, los elementos que deben ser indispensables para su existencia, partiendo siempre de la ayuda del marxismo, pero lamentablemente a pesar de los esfuerzos hechos por los revolucionarios, no está presente en la realidad venezolana, o sea, que no existe ese partido. Por ello es inevitable continuar remachando sobre él y sus características fundamentales.
“El partido político de la clase obrera…señala Gramsci…se justifica en su existencia sólo en cuanto que concentrado y coordinando fuertemente la acción proletaria, opone un poder revolucionario de hecho al poder legal del Estado burgués y limita la libertad de iniciativa y de maniobra de este último, si el partido se revela como un mero organismo burocrático, sin alma y sin voluntad, la clase obrera instintivamente tiende a constituirse en otro partido y desplaza hacia las tendencias anarquistas que precisamente y ásperamente critican el centralismo y el funcionalismo de los partidos políticos”.
Frente a esta realidad, a las organizaciones revolucionarias en general, fundamentadas en los planteamientos marxistas, se nos presenta en la actualidad una tarea urgente, existe la imperiosa necesidad de realizar una ardua y difícil labor práctica y teórica para construir, formar y estructurar un verdadero partido proletario y dirigir una política revolucionaria justa, formas de lucha y organización con métodos y estilos de dirección que nos lleve a la total destrucción del Estado burgués y la instauración de una sociedad más participativa, humanista y revolucionaria.
Atravesamos caminos llenos de dificultades, pero al final, vencerá la política más coherente del movimiento revolucionario, hoy disperso, que será aquella que en su contenido y práctica, tenga como meta inmediata la formación político-ideológica del pueblo.
Lenin, apunta en su trabajo sobre el partido proletario revolucionario lo siguiente:
“La verdadera lucha, es decir, la lucha de masas por la libertad, ha pasado y pasará siempre por las más diversas y a menudo etapas. No puede ser de otra manera, a causa de la inmensa dificultad de la lucha, la complejidad de sus tareas y composición variable de aquellos que están luchando”.
En el escenario que hoy vivimos, se comprueba esa verdad, pero no hay que temer a las dificultades que inevitablemente se presenten, todo lo contrario, asimilarlas, estudiarlas, para darle una salida revolucionaria, debe ser el papel de los hombres que consagran su vida a la lucha por una sociedad más justa.
Sin teoría revolucionaria no puede haber tampoco movimiento revolucionario. Lenin.
Es necesario insistir en lo que representa la teoría marxista, su importancia y que el pueblo explotado la haga suya y la transforme en acción, el marxismo es una ordenada concepción del mundo, la más científica, dialéctica y revolucionaria que existe hasta nuestros días. Igualmente podemos afirmar que es la teoría única revolucionaria de clase dentro del contexto de la lucha de clases, además sienta las bases para que la humanidad construya un porvenir donde reine la justicia social, la igualdad, el equilibrio ecológico, en síntesis, la felicidad.
La teoría marxista sirve exclusivamente al proletariado y resto de los explotados en la lucha contra el capitalismo, el imperio, como fase superior y todo sistema de explotación del hombre por el hombre, contra todo tipo de injusticia social.
El marxismo señala Lenin, “se diferencia de las demás teorías socialistas por la magistral unión del pleno rigor científico en el análisis de la situación objetiva, del curso objetivo de la revolución con el reconocimiento más decidido, de la importancia de la energía y la creación revolucionaria de las masas, así como evidentemente de las personalidades, grupos, organizaciones y partidos capaces de encontrar y realizar la vinculación de una u otras clases”.
Agrega Lenin “el marxismo se asigna como tarea, el revelar todas las formas y antagonismo y explotación en la sociedad contemporánea, seguir su evolución, demostrar su carácter transitorio, la inestabilidad de su transformación en otra forma y ayudar así al proletariado a poner fin, lo más rápido y fácilmente posible a toda explotación”.
Nada más justo que para emitir un criterio con relación a Marx y su obra hallamos tomado algunas palabras de los escritos de Lenin, quien ha sido uno de los mas fieles exponentes en la teoría como en la práctica en su verdadero desarrollo científico, dialéctico y revolucionario del marxismo.
Lenin señala Gramsci es el frío estudioso de la realidad histórica que tiende a constituir orgánicamente una nueva sociedad sobre bases sólidas y permanentes, según los dictámenes de la concepción marxista, es el revolucionario que construye sin hacerse ilusiones frenéticas, obedeciendo a la razón y a la prudencia.
El partido revolucionario, requiere indispensablemente de la teoría marxista como única arma ideológica, científica y dialéctica que le garantiza realizar una acción con gran acierto y organizar, educar y conducir al proletariado hacia el triunfo revolucionario.
Qué enseña el marxismo a los revolucionarios:
a) Enseña a comprender que no es un dogma que tiene elaborado todos los procedimientos, formas y métodos donde deben recurrir el partido, el proletariado, los revolucionarios, en la lucha por la transformación social, enseña que es la teoría general revolucionaria de la sociedad y en su contexto estructural no posee mecánicamente los elementos de cada lugar concreto para que sea aplicado y se logren los objetivos planteados por los revolucionarios, pero si posee los elementos indispensables como instrumento teórico e ideológico para hacer los análisis concretos de cada situación concreta, que permite al partido realizar una acción realmente revolucionaria y transformadora, una vía irrefutable para la acción revolucionaria. Al lado de ello nos permite hacer un análisis acertado de la situación internacional en cada fase de su desarrollo, rechazando la importación mecánica de los análisis elaborados en otros contextos.
b) Enseña que para actuar revolucionariamente es indispensable comprender la realidad, o sea, desarrollar una conciencia científica dialéctica y revolucionaria del mundo y de cada objetividad completa, pero igualmente, para lograr esa conciencia debe actuarse sobre la realidad, es decir, se puede sintetizar de la siguiente manera
Aprender a interpretar para transformar, pero al mismo tiempo es importante transformar (actuar en realidad), para interpretar (comprender la realidad, formarse, conciencia de ella)
No solo es necesario comprender la realidad venezolana y sacar como conclusión que existe la necesidad de la revolución, sino que debe actuarse, sobre la realidad existente, de manera que la necesidad se convierta en realidad.
c) Enseña al partido a desarrollar una concepción política revolucionaria, sin la cual caería en un estado de permanente indecisión frente a los hechos realmente importantes y complejos de la realidad. Así como hacer un análisis mas acabado de la lucha de clases, de las relaciones entre las clases, correlación de fuerzas entre las clases (nacional e internacional), de las contradicciones y su grado de desarrollo, porque brinda al partido el excelente instrumento de la dialéctica.
d) Enseña al partido a trazarse una táctica y una estrategia revolucionaria acertada de acuerdo con la realidad objetiva, tanto nacional como internacional, valorando todos los elementos intrínsicos en el desarrollo de una política revolucionaria.
Enseña al partido a adaptarse a las condiciones reales de cualquier situación, con un sistema de organización que corresponda a la clase y a la lucha que se libra, que garantice la existencia del partido en forma exitosa en cualquier circunstancia que se presente.
“El partido señala Lukacs, tiene que representar la más alta posibilidad objetiva de la acción proletaria”. Pero la condición necesaria de esto es la comprensión teorética (de teorema, enunciado de una proposición o de una propiedad que se demuestra por un razonamiento lógico a partir de hechos dados o de hipótesis, G.C.) adecuada. La organización oportunista presenta menor sensibilidad que la organización revolucionaria para con las consecuencias de una teoría falsa, precisamente la primera es una reunión más o menos laxa (floja) de elementos heterogéneos en acciones puramente ocasionales, porque sus acciones son mas bien efectos de los movimientos inconscientes y ya inevitables de las masas, en vez de ser el partido el que realmente dirija estos, y porque la conexión organizativa es esencialmente una jerarquía de dirigentes y funcionarios fijada por una división del trabajo mecánica y fija.
f) Enseña que debe existir una verdadera unidad y correspondencia entre la teoría y la práctica revolucionaria, y que para ello es imprescindible que exista un partido revolucionario que organice, eduque y dirija al proletariado y al resto del pueblo en la lucha por la toma del poder.
Cuando la práctica no se desarrolla guiada por la teoría puede generar en oportunismo o aventurerismo, cuando la teoría se desvincula de la práctica se corrompe y se convierte en dogmatismo o revisionismo. El partido revolucionario es la síntesis de la teoría y la práctica, esto será siempre así y no de otra manera mientras exista la lucha de clases.
g) Enseña que el partido realizando una lucha política revolucionaria justa dentro del pueblo convierte a este en un verdadero movimiento clasista.
h) Dota al partido de un verdadero y revolucionario espíritu internacionalista, desarrollando de una manera objetiva y práctica la solidaridad internacional. Así como, desenmascarando de una manera clara y revolucionaria, las desviaciones que se presenten en el movimiento revolucionario internacional, como también en el escenario nacional donde se desarrollo una lucha revolucionaria y esté siendo deformada, confundida y retrasada por tendencias con marcado contenido revisionista y reformista. Evidentemente el marxismo es irreconciliable con cualquier teoría que se disfrace para tratar de engañar al pueblo, como el revisionismo, oportunismo, anarquismo, etc.
i) Enseña que las contradicciones en el campo revolucionario no pueden tratarse sino revolucionariamente. En fin, son muchas las cuestiones que enseña la teoría marxista para que pueda existir como tal, estas son las más importantes para que los revolucionarios puedan cumplir su misión histórica de hacer la revolución.
El problema de la organización es evidentemente quizás uno de los más importantes que afectan a la vanguardia, y esto por cuanto en el mismo se conjugan toda una serie de elementos que mientras no sean atendidos con prontitud revolucionaria, así como con espíritu crítico de superación, estos continuarán estancando el desarrollo de la lucha en nuestro país. Esto es, por cuanto, se habla de organizar al pueblo para garantizar el desarrollo y profundización del proceso revolucionario, pero no hacemos el esfuerzo para comprender las leyes que rigen a la sociedad en su conjunto, sus contradicciones, sus formas de manifestarse, etc.
En ese sentido nos proponemos emitir algunas opiniones que consideramos deben contribuir a la elaboración de una política más acabada en torno al problema de la organización.
Es necesario entender con suficiente claridad que un verdadero partido revolucionario es aquel que logra establecer un vínculo efectivo con la clase y con el pueblo en general. En tal sentido la organización del partido viene a representar el vínculo de unión entre la teoría y la práctica, entre la conciencia y la lucha de clases.
De la misma forma que los partidos burgueses representan de una manera sintetizada el modelo organizativo del Estado burgués, donde a rasgos generales podríamos señalar, que las relaciones existentes en los mismos se dan basándose como diría Lukacs…”en una división del trabajo más exacta y mecanizada, en el burocratismo, en la detallada estimación y distinción de derechos y deberes, donde los miembros no tienen que ver con la organización mas que con la parte abstracta de su existencia, y que ellos mismos objetivan esa abstracta vinculación en la forma de derechos y deberes bien distinguidos”, es decir, que la participación del resto de los movimientos se da sobre la base de testigos oculares de los acontecimiento, interviniendo más o menos en hechos de un modo ocasional y siempre que obedezca a una orden emanada por un sector activo del partido, es decir, del caudillo, dándole mayor importancia a la actividad que pueda cumplir un individuo o núcleo dirigente, relegando a un nivel inferior, la importancia del pueblo, considerándola incapaz de reaccionar ante los acontecimientos, donde el individuo no tiene otra representación más que la del peregrino en pos del líder, de un objeto sin posibilidades de superación, sin más bien de estancamiento.
De allí, que podemos notar las profundas diferencias existentes entre el partido revolucionario y los partidos antes descritos, por cuanto el partido revolucionario no sólo representa una clase, sino al pueblo en general, representa su conciencia y su organización, representa el modelo de organización de la sociedad que queremos, donde tenemos todos la responsabilidad histórica de construir.
Un partido, puede autodenominarse del proletariado, incluso desarrollar acciones en nombre del pueblo, pero si no establece una estrecha relación con ese pueblo en su conjunto, y para ello no construye los mecanismos organizativos que le permitan establecer esa relación, lamentablemente se hunde en el vacío del aislamiento sectario. Tampoco significa, que un partido al pretender hacer ver que está al lado del pueblo se disuelva dentro de la legalidad burguesa, obviando las principales instancias organizativas del partido y subordinándolas al marco de las instituciones burguesas, limitándose a organizar las luchas que espontáneamente surjan del seno del pueblo, negando así su papel de vocero principal del proletariado, por cuanto sus acciones son puramente ocasionales, son más bien producto de los movimientos inconscientes y ya inevitables del pueblo.
Como señalábamos anteriormente, el movimiento revolucionario venezolano se encuentra atravesando por una profunda crisis donde las definiciones teórico-práctico permite ir deslindando los campos, ubicándose así las diferentes concepciones en determinadas áreas de influencias, algunas dentro del reformismo, otras dentro del neo-reformismo, otras en la derecha y las más reducidas que aún conservan una indoblegable actitud revolucionaria, y es precisamente con el desarrollo de las contradicciones, cuando estas sobrepasan la capacidad de maniobra del Estado burgués y éste hace sentir todo el peso de su influencia mediática y represiva, ejerciendo así todo un conjunto de presiones sobre la población y los grupos revolucionarios. Nosotros no negamos la existencia de esta crisis, tampoco pretendemos esconderla bajo un supuesto aparente auge y recuperación en los actuales momentos del movimiento revolucionario, utilizando para ello algunas movilizaciones espontáneas del pueblo, afirmamos sí, que marchamos hacia un período de recuperación de fuerzas para el movimiento popular y revolucionario.
El Movimiento Revolucionario Tupamaro nace del seno de esta crisis, producto de la pérdida de confianza en los postulados teóricos y políticos de las distintas organizaciones existentes en la actualidad, las mismas tienden cada día a separarse más de las luchas revolucionarias y acercarse a las luchas parlamentarias dentro de las instituciones burguesas. No decimos que tenemos la verdad absoluta, tampoco pretendemos presentarnos como los auténticos revolucionarios, creemos sí, que el partido revolucionario se logrará construir a partir de la fusión de las diferentes tendencias revolucionarias que manifiesten las mismas bases programáticas, como también la combinación de las formas de lucha y organización y su vinculación con el pueblo.
Podemos señalar que la unidad se dará principalmente sobre la base de los principios, sobre la base de la fidelidad y el respeto en la práctica de los principios ideológicos del marxismo y del internacionalismo proletario, sobre la base de la lucha común y consecuente contra la burguesía y el imperio. Toda unión y compromiso sin principios, están preñadas de peligrosas consecuencias.
El partido revolucionario, nacerá de la fusión de las tendencias proletarias, la ideología que lo guía y por la política que desarrolle al lado de los explotados.
Para que en las condiciones concretas de nuestro país el partido revolucionario logre arrebatar la conducción del movimiento y su profundización es indispensable que en lo interno exista una fuerte cohesión y disciplina.
El partido debe prefigurar en su interior la sociedad que buscamos construir y deberá ser un intelectual colectivo, donde todos sus hombres y mujeres trabajen en armonía y con amplia democracia interna, donde el desarrollo del pensamiento creador y la iniciativa revolucionaria en la aplicación y las decisiones en las condiciones concretas sean respetadas, el continuo reforzamiento del trabajo colectivo de todos los voceros, plenos y congresos para cuestiones fundamentales sean discutidos ampliamente. La vigilancia, es la aplicación de la línea, el arraigo del método del debate, de la crítica y la auto-crítica, eliminando así la peligrosa práctica del culto a la personalidad, el cual conduce al menoscabo del papel del partido como destacamento de vanguardia.
Una de las principales tareas del partido revolucionario, es penetrar profundamente en el seno del pueblo, hacerlas tomar conciencia, unirlas, organizarlas y guiarlas en la lucha. Si el partido se divorcia de las masas, no podrá realizar su misión y a él le esperan fracasos.
El partido debe instrumentar formas de lucha y organización que nazcan de un análisis tanto de la situación internacional como de la nacional, hacer un análisis acertado de la coyuntura para así aplicar la táctica en combinación con los objetivos estratégicos que se persiguen, por ello, para definir una política revolucionaria debe enunciarse algunas características del proyecto que tenemos planteado para la transformación de la sociedad, nosotros nos inscribimos como una tendencia que busca puntos de coincidencia para el accionar práctico, entendemos que este accionar deberá darse sobre programas, organización y lucha, etc..
Nuestra táctica se inscribe en estos momentos en insertarnos en el seno del pueblo y fundamentalmente del sector obrero, llevar la educación política a su seno, promoviendo formas organizativas donde impulsaremos las asambleas obreras como máximo poder de decisión y que sean estas las que elijan a sus propios voceros, insertar dentro del pueblo con los medios que disponemos la conciencia clasista y las ideas revolucionarias. Entendemos que esta labor es difícil, pero estamos conscientes que no es a través de una práctica economicista o sindicalista como la clase obrera adquiere conciencia de clase, sino a través de una labor política consecuentemente revolucionaria, estrechamente ligada a ella, que estimule la confianza en su capacidad de combate, las eduque y organice, como también mantenerlas informadas y movilizarlas, alternando con una fase de consulta hacia ella.
A nivel estudiantil nuestra tarea se inscribe de igual manera en el desarrollo de las asambleas estudiantiles quienes elegirán a sus voceros como delegados de curso, el mayor poder de decisión estará en las asambleas, llevar las ideas revolucionarias a su seno, estrechar los lazos del estudiantado con los demás sectores explotados.
En este momento se plantea la necesidad de crear un fuerte movimiento estudiantil que de un vuelco a las anteriores luchas que se han venido escenificando y que han conducido al desgaste de fuerzas y a su total aislamiento de los demás sectores explotados.
Nuestro trabajo a nivel del campesinado y los sectores marginados del proceso productivo tiene como objetivo desarrollar formas organizativas naturales donde se haga el acento fundamental en la organización por la base, donde el campesinado como los sectores comunales a través de sus asambleas no sólo elijan a sus propios voceros, sino que todo el poder de decisión recaiga en asambleas, asumiendo el papel participativo y protagónico expresado abiertamente en la misma Constitución.
A pesar de los esfuerzos hechos por el actual gobierno, la situación del pueblo ha sufrido un marcado deterioro producto de toda una campaña diseminada en los centros de poder, donde planificaron y desarrollaron un golpe de Estado, todo un paro económico para buscar desestabilizar el gobierno y que aún continúan en su afán de destrucción y caos, contando con la participación abierta del Departamento de Estado norteamericano y la propia CIA, pero también con otros organismos de inteligencia del mundo. A pesar de ellos, nuestro pueblo ha demostrado un espíritu de lucha y de combate que ha impresionado al mundo entero; nuestro pueblo ha derrotado en varias oportunidades a estos organismos de inteligencia con todo el poder que poseen y están dispuestos a continuar el combate por lograr su total liberación, esto indudablemente no lo han entendido muchos seudo/revolucionarios que se han enquistado dentro del gobierno y que buscando secuestrar al movimiento popular creando falsas ilusiones y buscando comprarlos con migajas del botín que descaradamente han venido usurpando, sus hechos de corrupción tampoco pasarán desapercibidos por el pueblo y la vanguardia revolucionaria preparadas desde ya para dar una respuesta político ideológica y desterrar de nuestro seno estos vicios propios del Estado burgués, la revolución internamente comenzará a tomar cuerpo en la medida en que derrotemos todas las pretensiones desestabilizadoras del gran capital nacional e internacional.

NUESTRA TACTICA ELECTORAL

En el período actual, al analizar la situación internacional y nacional, correlación de fuerzas, formas de lucha y organización, grado de conciencia de nuestro pueblo; lo que políticamente definimos como análisis de la coyuntura, debemos precisar con claridad, la táctica que debemos asumir en el terreno electoral.
Señalar en estos momentos que el pueblo ya asumió una conducta política, y puede entender el proceso de profundización de la lucha revolucionaria, es cometer un error en el análisis, si bien nuestro pueblo viene librando importantes batallas, aún no ha asumido la conciencia de clases que las lleve a la conquista del poder, justo es decir sobre la existencia de un gobierno que marcha por un camino progresista, pero que aún no tiene el poder en sus manos, sin embargo, los pasos para lograr dicho objetivo debemos entenderlo como un proceso largo y constante, los revolucionarios debemos asumir las posiciones de poder para ponerlas luego en posesión del pueblo, por tanto su organización es una de las tareas fundamentales y con gallardía asumiremos la siguiente unidad de tareas fundamentales:
- La profundización del proceso revolucionario a través del desarrollo de la conciencia, lucha de clases.
- Organización del pueblo en los sectores sociales, vecinales, comunales, estudiantiles, productivos, económicos.
- Participación electoral producto de aún no haber derrotado a las fuerzas opositoras, donde las mismas continúan su avance en función de conquistar nuevamente el gobierno.

En la actualidad los sectores fascistas continúan en su política golpista y para ello cuentan con todo el poder del gobierno norteamericano dirigido por Bush, el saliente gobierno de Aznar, vinculado a la reaccionaria burguesía colombiana y su exponente Álvaro Uribe, encargado de aplicar el Plan Colombia en nuestro país. Esta unión reaccionaria pretende acabar con un proceso revolucionario aún naciente, contando en lo interno con sectores poderosos como los medios de comunicación venezolanos y una burguesía rastrera dispuesta a jugarse su último cartucho, vienen desarrollando toda una campaña por un referéndum revocatorio contra el actual presidente constitucional de Venezuela en la que ellos mismo no creen, todo el poder alienante y enajenante lo han puesto en esta consigna, pero en el fondo están preparando todo el escenario para el asalto al gobierno.
Contra los grupos revolucionarios, estos sectores vienen haciendo toda una denuncia en organismos internacionales, buscando la calificación de terrorista de los mismos y de ello ya tenemos información, buscan que al Movimiento Revolucionario Tupamaro y otros grupos sean declarados por los servicios de inteligencia como terroristas para justificar una incursión en nuestro país y ello no podemos permitirlo, las estrategias del enemigo deben ser desenmascarados, de allí que la táctica debe corresponderse con el análisis de la coyuntura que hoy vivimos.
No creemos en la participación electoral, por participar, y mucho menos dentro de un carnaval que no eduque y organice al pueblo en función de seguir conquistando posiciones de poder, nuestra participación debe estar comprometida con la profundización del proceso revolucionario, y para ello se necesita una vanguardia esclarecida, muchos camaradas han abrazado la idea de participar en las elecciones, pero no están claros con el para qué?, en los propios intercambio de comunicación hemos encontrado desviaciones reformistas en la propuestas; alcanzar posiciones de poder señalan algunos camaradas, sin embargo, carentes de un análisis científico y riguroso, el problema no está en el cambiar de hombres, o sea, cambiar para que nada cambie, se trata de un proyecto político en función de un pueblo, se trata de trasladar el poder a manos del pueblo y esto no es tarea de un hombre, esta es tarea de una vanguardia esclarecida que pueda entender el momento político que vivimos y lograr la transformación necesaria.
En la actualidad, contamos con valiosos camaradas ganados para la tarea diaria, luchadores dignos que han arriesgado su vida en momentos difíciles, pero carentes de la ideología proletaria, de visión política acertada, de análisis coherente de la coyuntura y esto es una de nuestras mayores debilidades que debemos aceptar para poder lograr avanzar en el terreno pisado, justo es señalar la importancia del partido como intelectual colectivo para poder incorporar la táctica trazada, el camarada que logre posesionarse de cuotas de gobierno, debe subordinarse al partido, que trazará las líneas a seguir en sus actuaciones, nunca, jamás podremos lograr aceptar la actuación individual de cualquier camarada, ya que es el Movimiento Revolucionario Tupamaro, quién marcará la línea a seguir y este debe ser el compromiso asumido con disciplina revolucionaria.
Debe reglamentarse toda actuación de los camaradas que salgan electos por votación popular, lo que está en juego no es el prestigio del Movimiento Revolucionario Tupamaro y de todos sus hombres, es la credibilidad política, el programa proletario de acción revolucionaria, los planes y proyectos vinculados en torno al pueblo y la construcción del socialismo revolucionario, es por ello que nuestra elección debe ser sometida a un compromiso real de los hombres con el movimiento, no hay cabida para el protagonismo vacío, el pragmatismo, caudillismo, prepotencia, la decisión del movimiento en su conjunto y no de individualidades, nuestra escogencia debe ser buscando a los mejores, los más comprometidos, disciplinados y que acaten la línea con humildad y transparencia, este es el tipo de camaradas que requerimos en los actuales momentos donde se juega el futuro del país, luchar contra el burocratismo, el arribismo, la prepotencia, es parte fundamental de nuestra práctica diaria al lado de los explotados.
La ruta a desarrollar, requiere de un profundo diálogo transparente, pero debemos imprimirle fortaleza en lo político-ideológico, de compromiso revolucionario sin actitudes egoístas y sectarias, debemos abarcar una gran amplitud, sin dejar de lado los principios, la ética y moral revolucionaria; abandonar las posiciones reformistas dentro de nuestro seno, marchemos pues al encuentro con la patria nueva, la de los hombres esclarecidos que prefiguren la sociedad por la cual hemos luchado durante años.

¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!

MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO TUPAMARO

1 comentario:

  1. Ahora, si estoy plenamente identificado con el MRT, considero que su linea politica y principios fundamentales son acertados, tomando como guia para la acción, el MARXISMO- LENINISMO, por todo ello, aspiro a ser militante del movimiento, despues de someterme a un periodo de prueba y aprobar el entrenamiento ideológico correspondiente3. Gracias

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